Un Refugio en las Palabras: Por decir algo

lunes, 25 de enero de 2010

Por decir algo

Porque no solo las lagrimas caben en mi rincón. Porque ya me harté de llorarlas por quien demostró no merecerlas y porque la osadía de profanar letras la llevo conmigo desde que no levantaba ni un metro del suelo.
Me he propuesto destrozar adoquines con cada paso, y que el pasado no consiga alcanzarme por mucho que se lo proponga; que quien quiera acompañarme sea bienvenido y bienvenida sea la compañera que consiga seguirme el paso. Sin engaños, si ofertas promocionales que caduquen con la inflación del tiempo, no ofrezco nada, tan solo todo lo que tengo.

Me he acostumbrado a la comodidad de una vida sin compromiso que en ningún momento sacia el corazón pero que, muy de vez en cuando vacía la razón que a punto estuve de perder. No quiero perder más el tiempo en besos con lengua que no creen conversación, porque resulta inútil devorar unos labios hasta drenar cada gota de libido si al extinguirse la pasión eterna de un momento no puedes sumergirte en la inmensidad transitoria de una sonrisa que te haga olvidar el tiempo

Ni me vendo ni me regalo, solo quiero recibir un presente, con expectativas de futuro para borrar el pasado que no necesito y quedarme con el ayer que aun me ayude y completarlo con las sonrisas que hoy me regales. Ya he retirado los vendajes de mis manos, estigmatizadas por acariciar pieles ardientes durante el calor de la noche, y gélidas en el bochorno de las mañanas, pero aun quedan cicatrices que borrar. Habrá que sanarlas con horas de insomnio sano mientras tú te refugias en los sueños, y yo con el sueño cumplido de tenerte por fin fuera de mis sueños, pase cada una de esas horas observándote soñar, curando mis cicatrices con cada caricia sobre tu cuerpo, deslizando mis dedos casi sobre el aire para que no despiertes.

Me quedo con la sensación de haber vivido y perdido lo suficiente para valorar lo que quiero y no tengo, y hoy se que si se quiere algo hay que pelearlo con besos y dientes. Prefiero besos suaves al despertar que tornillos de alma hueca bajo luces de colores y transitar de desconocidos.
Prefiero el susurro de mil palabras, que el berrido de cuatro monosílabos intencionados; que me callen con una caricia que me ericé la piel, a quedarme mudo de tanto gritar y erosionar traseros de pié en una mugrienta pared.

Prefiero clavar mis ojos en la mirada tierna de una niña que busque mi sonrisa, a tantear el terreno con prisas buscando algún objetivo donde clavar más que mi mirada.

Prefiero que esa niña me obligue a dejar de escribir sobre lo que anhelo, porque ni las palabras escritas por el mejor de los narradores puedan definir lo que siento.

A la mierda la promiscuidad, que de príncipes y princesas están llenos los garitos y de todas ellas este bufón solo quiere una que le haga reír y disfrutar de la vida con la libertad de un ruiseñor ronco, que aunque distorsionado, pía cuando le place y yo solo quiero regalar sonrisas y momentos que recordar, que para arrepentirnos siempre estamos a tiempo, pero algo que no se empieza nunca puede saberse como acaba.

Otra vez abierto en canal, otro folio ensuciado con bazofias, pero he vuelto a recuperar la ilusión y las ganas de luchar por algo que merece la pena. Eso si, sabiendo que si pierdo la batalla, habremos perdido los dos.

Gracias por leer.

2 comentarios:

Isabel Martínez Llorente dijo...

¡Así se habla, Germán! ¡Qué contundencia! ¡Y qué claridad!

Sé feliz... seamos felices. Todos nos lo merecemos y merecemos tener la valentía de protegernos para que no nos hieran más de la cuenta.

Un abrazo y feliz año (aunque suene lejano)... que aún no te lo había dicho.

Unknown dijo...

Gracias niña!!!por leer, por comentar y por felicitar el año, jeje. UN besazo enorme para ti y toñi. Espero que Salva se acordara de daros el besico de mi parte que le encargue, jeje.