Toda mi vida he sido un radical de los sentimientos. Una de las personas que más me conoce en este mundo me dijo que yo sentía las cosas 10 veces mas que el resto de los mortales. Mi mejor amigo me echaba en cara que no relativizaba las cosas, que en las batallas del corazón contra el sentido común siempre ganaba el primero, y mucha gente me aseguraba que no valía la pena sentir de esa manera si la persona que despertaba en mi esos sentimientos no se daba cuenta de lo que merecía.
Cada uno de ellos tenía razón a su manera. Es cierto que suelo exagerar mis sensaciones, por desgracia siempre intensifico más la tristeza que la alegría. Cierto que no relativizaba hasta que me di cuenta que antes que el resto del mundo estoy yo, que al final, soy la única persona con la que seguro que estoy toda mi vida. Y por supuesto ahora se que no merece la pena dejarme la piel y el alma por alguien que no quiere recibir lo que yo ofrezco.
Atrás quedó aquello de ser el maestro de la contradicción, de ser un refugio para las lágrimas derramadas sin razón o sin objetivo. ya no quiero ser el verdugo de la alegría. prefiero ser aquel bufón que hace reír a la tristeza porque la vida ya es bastante difícil para que encima nosotros la aliñemos con problemas inútiles. Además como bien dijo alguien una vez "las penas duran lo que quieras tu seguir llorando".
Me he cansado de dar palos de ciego en lo referente al "amor" , y estoy harto de recibir palos por pelear por amores ciegos. por eso no voy a esperar ningún viento en forma de mujer que limpie de otoño mis aceras, y voy a disfrutar de cada momento que se me regale sin que ninguna princesa en busca de gallardos caballeros me robe tiempo y sonrisas para intentar sacarla de su cuento de hadas.
Yo no soy ningún tipo especial, ni tengo nada extraordinario que ofrecer. Soy un tipo normal, con ganas de vivir la vida, con ganas de amar a quien realmente me merezca y con ganas de demostrarle al mundo que aunque con un exterior dentro del estándar, a amante y amigo no me gana nadie. Bueno si, a amigo me ganan todos los que me rodean, porque gracias a ellos ahora soy quien soy, y gracias a ellos estoy orgulloso de ser como soy.
Una persona que se rodea de amigos tan excepcionales como los que tengo la suerte de presumir no puede ser mala. Y un individuo que sale de una mezcla entre mi padre y mi madre, es imposible que no valga la pena porque es un coctel de las dos mejores personas que hay sobre esta tierra. Lo único malo es que mi hermana se quedo con la belleza y el encanto, y a mi me quedó el sentimentalismo y la facilidad de disparar palabras sobre un folio en blanco. Aunque con el paso de los años voy perdiendo puntería. Espero que este blog me ayude a recuperarla.
Gracias por leer.
"Amarilla", de Marta Sanz
Hace 1 día
1 comentario:
...vuelves a la carga, a disparar, ya era hora!! se te echaba de menos!!
besos!!
pd: ese "allude" del final...ha ido directo a sacarme un ojo...menos mal que lo he esquivado...jejeje...
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