
El traicionero despertador le hace recordar que los sueños no son eternos; que por desgracia los mas dulces acaban y por suerte las pesadillas también. Sin tener aún el control total sobre sus movimientos le arrea un manotazo al peor enemigo de las mañanas emitiendo un gutural sonido que se asemeja más a un gruñido que a otra cosa; se reincorpora en la cama intentando abrir los ojos pero el legañoso adhesivo se lo pone complicado, se pasa la mano por la cara frotándola mientras frunce el ceño, mira desafiante la ventana y haciendo un alarde de gran valentía levanta la persiana recibiendo el bofetón mañanero de un Lorenzo que hoy amaneció mas brillante que nunca y que hacía, aun si cabe, mas bella la perspectiva de Madrid que podía verse desde su ventana, con las torres Kio como figura predominante de un paisaje urbano digno de admiración. Con esa imagen en el cerebro se dirige al baño, abre el grifo del agua caliente poniendo la ducha en un cubo de fregar para no tirar el agua fría que precede a la caliente, y mientras el agua se calienta extiende la pasta de dientes sobre el cepillo de pelillos azules y amarillos (nunca le gustó, ella lo prefería todo azul, pero no quedaban y tubo que comprar ese) y empieza a cepillarse los dientes repasando mentalmente la secuencia que de niña su madre le repetía frente al espejo:
- Arriba, abajo; arriba y abajo, dentro afuera dentro afuera; venga Luz y ahora la lengua que también hay que cepillarla, así cariño, y ahora enjuágate como mama te ha enseñado.
El agua blanquecina se cuela por el sumidero del lavabo, se ha despistado y el cubo en el que le esperaba la alcachofa de la ducha se ha desbordado, se lamenta “ya he tirado agua, luís me va a matar” son una pareja muy concienciados con el cambio climático, el desarrollo sostenible, etc.; entonces se inclina hacia la puerta “Luis, cariño, las siete y media, ves levantándote”, escucha un gruñido, “ya me ha oído”. Sonríe.
El agua esta tibia, como a ella le gusta, una amiga le dijo que abría los poros y que era buena para la piel, pero a ella le gustaba porque asi cuando salía de la ducha la sensación de frescor era mayor. Tarda poco en ducharse, es el turno de Luís y agua, la justa; se enfunda el albornoz y se enrolla una toalla en el pelo, al salir del baño se cruza con su Novio con cara de malhumor que no le dice nada, simplemente le besa los labios y cierra la puerta del baño dándole la espalda; Luz se sienta en la cama, se cubre los pies con los calcetines, abre su armario y no se complica mucho la vida en modelito para hoy; no tiene clase hoy pero ha quedado con Ana y Laura para estudiar en la biblioteca y acabar unos trabajos que tienen que entregar antes de los exámenes finales; oye como el agua de la ducha empieza a caer, se dirige a la cocina y hace café para dos, como todas las mañanas, pero hoy hay algo distinto, ayer vinieron sus padres y les trajeron bollería así que coge una ensaimada y una napolitana de chocolate y los parte por la mitad, para que no haya discusiones.
Vierte el café en dos tazas, Luis lo toma solo, ella prefiere rebajarlo con un poquito de leche, dice que es para quitarle el sabor amargo, pero Luis sabe que es la escusa perfecta para poder mojar algo en la taza aunque calla para que ella siga pensando que se lo cree; se sienta en la mesa de la cocina y abre el periódico, normalmente mira los titulares y si algo le interesa indaga en el articulo, cuando apenas ha pasado tres paginas de “la vanguardia” la figura de su chico aparece en la cocina, huele genial, como siempre, el le pasa la mano suavemente por la mejilla se sienta a su lado, coge su mitad de napolitana y la mueve de un lado a otro sonriendo y subiendo las cejas, ella ríe, Luís siempre le hace reír, esa es una de las cosas que le enamoraron de el;
-que dice el periódico?
- nada nuevo, lo de siempre
- vienes a comer?
- si, seguramente, pero ya te aviso, tranquilo.
- ok tce llevo a la universcidadc? (pregunta Luis con la napolitana en la boca)
- mira que eres guarro, jajaja, no, cojo el tren, que si no llegas tarde
- vale, como quieras.
Esto lo dice mientras lleva su taza y su plato al fregadero, enjuaga su parte y se queda mirando a Luz que en ese momento sonríe al ver una viñeta del periódico “te quiero niña” no puede evitar decirlo cada vez que la ve sonreír; Luz se levanta va hacia el y le abraza, regalándole un beso tan intenso como sincero; el le acaricia el pelo, la mira a los ojos y sonriendo le dice “solo por esto merece la pena levantarse” ella choca sus labios con los de el y se gira bruscamente diciendo “lo de esta noche si va a valer la pena” le guiña el ojo y sonríe. Luis se ríe, Luz siempre le hace reír, esa es una de las cosas que le enamoraron de ella.
Apagan todas las luces, Luz coge su mochila, Luis su maletín, salen del piso y bajan por las escaleras, en el portal se dan un beso tímido pero cargado de sentimiento y guiñándose un ojo mutuamente se despiden “hasta medio día cariño” “ te llamo, ciao”. Luz mira el reloj, tiene tiempo, al cercanías que le lleva hasta el centro de Madrid aun le queda media hora y ella esta a 10 minutos, así que camina sin prisas, fijándose en los detalles, en la mujer que pasea a un chiuaua cubierto con un jersey de lana intentando humanizarlo pero que por lo contrario lo ridiculiza aún mas; la anciana que en un balcón sacude las sabanas antes de colgarla goteando toda la acera; el hostelero que levanta la puerta metálica se su negocio con la cara visible de haberse levantado hace poco; cada gesto, cada situación son los primeros pasos de otro día mas que comienza, de otra jornada de estudio con sus amigas que culminara con su chico en la cama amándose como solo ellos saben; Luz se siente afortunada, tiene una vida muy corriente, pero es la suya, y esta orgullosa de todo lo que tiene.
Pensando y pensando escucha la megafonía de la estación de tren en la que ya se encuentra, saca el monedero de la mochila, se acerca a la taquilla “uno a atocha ida y vuelta por favor” paga lo guarda en su monedero y se acerca al anden. Escucha el murmullo del tren acercándose, se asoma a la via y ve al monstruo rojiblanco acercarse hacia ella; retrocede, por instinto, aunque esta a casi dos metros de las vías, pero es precavida. El tren pasa rápidamente por delante suya, le mueve el pelo echándoselo todo en la cara, alguno se cuela en su boca, Luz se lo intenta apartar con la mano pero es imposible, entonces, cuando ya se divisa el último vagón, el tren se detiene, su pelo revolicao se le aparta de la cara “pa eso me peino??” piensa, y sonríe. Thsssssssssss, las puertas del cercanías del tren se abren, “buenos días”, “hola”, “perdón señorita”, “buenos días”; la gente sale del tren como si el tiempo les persiguiera de cerca y quisieran dejarlo atrás; Luz, educadamente deja salir “primero dejas salir, luego entras tu” le decía su padre de los autobuses de Alicante. Luz entra al tren, mira por encima y ve un asiento libre al lado de un señor mayor: “le importa caballero?” “para nada moza, siéntese”, “gracias, muy amable”
El tren arranca, Luz enchufa su MP3 y abre un libro, se sumerge en su mundo del que solo sale de vez en cuando al levantar la cabeza y hacer un análisis rápido de la fauna que habita en un vagón de tren. Ve a una madre enfrentándose a la batalla diaria de llevar a sus niños al colegio sin que haya una guerra fraternal que acabe en berrinches y lagrimones delante de todo el mundo; a una pareja de adolescentes que se dirigen al instituto y para los que el mundo se reduce al metro cuadrado que ocupan sus cuerpos abrazados, donde no entran, padres, notas, problemas ni nada mas que no sean ellos y sus besos; Luz recuerda la época en que Luis y ella eran así y lo recuerda con una mezcla de nostalgia y madurez; no puede evitar fijar la vista en una niña que agarra con solidez una mochila de las supernenas como si en ella llevara el secreto mejor guardado de la historia de la humanidad, la mira, le sonríe y todo se nubla…..
Un ensordecedor estruendo ha borrado de cuajo la sonrisa de esa niña; Luz no entiende nada, intenta moverse pero no puede, no oye nada, no ve, solo piensa en Luis, pero no lo ve; sabe que algo no va bien porque todo esta oscuro, se oyen gritos, alaridos, ruidos de metal; el suelo arde, pero… donde esta Luis? Entonces el humo se difumina, no sabe cuanto tiempo ha pasado desde que se oyó el tremendo ruido pero ahora todo es silencio, intenta gritar pero no puede, busca el móvil pero sus manos no responden, en un momento de lucidez echa un vistazo a su alrededor y empieza a entender: No llegará a la biblioteca, no podrá estudiar con Ana y Laura, no irá a comer a casa y no podrá darle a Luis una razón por la que mañana valga la pena levantarse. Entonces todo vuelve hacia atrás y Luz recuerda: hoy es 11 de marzo de 2004, faltaban dos días para las elecciones generales. Mañana iba a viajar a alicante para poder votar, el despertador sonó a las 7 de la mañana de hoy; cogió el tren para que luís no llegara tarde a trabajar y porque le gustaba el contacto con la gente… ahora si localiza el móvil, suena bajo un amasijo de escombros metálicos, no lo ve porque no puede moverse pero sabe que es Luis, por la insistencia, porque la desesperación de quien espera recibir una respuesta que no llega se nota incluso en el vibrar del aparato; es en ese momento cuando Luz se da cuenta de que aquello no ha sido un accidente, el sonido de los móviles que suenan sin respuesta es insoportable y ella solo quiere dejar de oírlo; rompe a llorar, no por sentirse sola porque luis sigue insistiendo, sino porque sabe que no podrá cumplir su promesa y pasar toda la vida con el chico que le hacía reir; el llanto empieza amargo y las lagrimas salen a borbotones, pero se va suavizando y Luz se va relajando, se nota más tranquila, más ligera, más en paz y sonríe “ya voy abuela” susurra y Luz se apaga.
El traicionero despertador le hace recordar que los sueños no son eternos; que por desgracia los mas dulces acaban y que las pesadillas no siempre acaban con el manotazo al que, antes, era el peor enemigo de la mañana; que ahoa es el propio ayer, como para cientos de personas que hoy 12 de marzo de 2004 se han levantado sin Luz, sin Esperanza, sin nada.
La pesadilla empezó con el despertador y no es un sueño del que se pueda despertar, es una historia de tantas, una mas de tantas otras pero no caben palabras ni lagrimas para recordar a las víctimas de esta catástrofe. un pedazo de nosotros iba en esos trenes. Descansen en Paz.
- Arriba, abajo; arriba y abajo, dentro afuera dentro afuera; venga Luz y ahora la lengua que también hay que cepillarla, así cariño, y ahora enjuágate como mama te ha enseñado.
El agua blanquecina se cuela por el sumidero del lavabo, se ha despistado y el cubo en el que le esperaba la alcachofa de la ducha se ha desbordado, se lamenta “ya he tirado agua, luís me va a matar” son una pareja muy concienciados con el cambio climático, el desarrollo sostenible, etc.; entonces se inclina hacia la puerta “Luis, cariño, las siete y media, ves levantándote”, escucha un gruñido, “ya me ha oído”. Sonríe.
El agua esta tibia, como a ella le gusta, una amiga le dijo que abría los poros y que era buena para la piel, pero a ella le gustaba porque asi cuando salía de la ducha la sensación de frescor era mayor. Tarda poco en ducharse, es el turno de Luís y agua, la justa; se enfunda el albornoz y se enrolla una toalla en el pelo, al salir del baño se cruza con su Novio con cara de malhumor que no le dice nada, simplemente le besa los labios y cierra la puerta del baño dándole la espalda; Luz se sienta en la cama, se cubre los pies con los calcetines, abre su armario y no se complica mucho la vida en modelito para hoy; no tiene clase hoy pero ha quedado con Ana y Laura para estudiar en la biblioteca y acabar unos trabajos que tienen que entregar antes de los exámenes finales; oye como el agua de la ducha empieza a caer, se dirige a la cocina y hace café para dos, como todas las mañanas, pero hoy hay algo distinto, ayer vinieron sus padres y les trajeron bollería así que coge una ensaimada y una napolitana de chocolate y los parte por la mitad, para que no haya discusiones.
Vierte el café en dos tazas, Luis lo toma solo, ella prefiere rebajarlo con un poquito de leche, dice que es para quitarle el sabor amargo, pero Luis sabe que es la escusa perfecta para poder mojar algo en la taza aunque calla para que ella siga pensando que se lo cree; se sienta en la mesa de la cocina y abre el periódico, normalmente mira los titulares y si algo le interesa indaga en el articulo, cuando apenas ha pasado tres paginas de “la vanguardia” la figura de su chico aparece en la cocina, huele genial, como siempre, el le pasa la mano suavemente por la mejilla se sienta a su lado, coge su mitad de napolitana y la mueve de un lado a otro sonriendo y subiendo las cejas, ella ríe, Luís siempre le hace reír, esa es una de las cosas que le enamoraron de el;
-que dice el periódico?
- nada nuevo, lo de siempre
- vienes a comer?
- si, seguramente, pero ya te aviso, tranquilo.
- ok tce llevo a la universcidadc? (pregunta Luis con la napolitana en la boca)
- mira que eres guarro, jajaja, no, cojo el tren, que si no llegas tarde
- vale, como quieras.
Esto lo dice mientras lleva su taza y su plato al fregadero, enjuaga su parte y se queda mirando a Luz que en ese momento sonríe al ver una viñeta del periódico “te quiero niña” no puede evitar decirlo cada vez que la ve sonreír; Luz se levanta va hacia el y le abraza, regalándole un beso tan intenso como sincero; el le acaricia el pelo, la mira a los ojos y sonriendo le dice “solo por esto merece la pena levantarse” ella choca sus labios con los de el y se gira bruscamente diciendo “lo de esta noche si va a valer la pena” le guiña el ojo y sonríe. Luis se ríe, Luz siempre le hace reír, esa es una de las cosas que le enamoraron de ella.
Apagan todas las luces, Luz coge su mochila, Luis su maletín, salen del piso y bajan por las escaleras, en el portal se dan un beso tímido pero cargado de sentimiento y guiñándose un ojo mutuamente se despiden “hasta medio día cariño” “ te llamo, ciao”. Luz mira el reloj, tiene tiempo, al cercanías que le lleva hasta el centro de Madrid aun le queda media hora y ella esta a 10 minutos, así que camina sin prisas, fijándose en los detalles, en la mujer que pasea a un chiuaua cubierto con un jersey de lana intentando humanizarlo pero que por lo contrario lo ridiculiza aún mas; la anciana que en un balcón sacude las sabanas antes de colgarla goteando toda la acera; el hostelero que levanta la puerta metálica se su negocio con la cara visible de haberse levantado hace poco; cada gesto, cada situación son los primeros pasos de otro día mas que comienza, de otra jornada de estudio con sus amigas que culminara con su chico en la cama amándose como solo ellos saben; Luz se siente afortunada, tiene una vida muy corriente, pero es la suya, y esta orgullosa de todo lo que tiene.
Pensando y pensando escucha la megafonía de la estación de tren en la que ya se encuentra, saca el monedero de la mochila, se acerca a la taquilla “uno a atocha ida y vuelta por favor” paga lo guarda en su monedero y se acerca al anden. Escucha el murmullo del tren acercándose, se asoma a la via y ve al monstruo rojiblanco acercarse hacia ella; retrocede, por instinto, aunque esta a casi dos metros de las vías, pero es precavida. El tren pasa rápidamente por delante suya, le mueve el pelo echándoselo todo en la cara, alguno se cuela en su boca, Luz se lo intenta apartar con la mano pero es imposible, entonces, cuando ya se divisa el último vagón, el tren se detiene, su pelo revolicao se le aparta de la cara “pa eso me peino??” piensa, y sonríe. Thsssssssssss, las puertas del cercanías del tren se abren, “buenos días”, “hola”, “perdón señorita”, “buenos días”; la gente sale del tren como si el tiempo les persiguiera de cerca y quisieran dejarlo atrás; Luz, educadamente deja salir “primero dejas salir, luego entras tu” le decía su padre de los autobuses de Alicante. Luz entra al tren, mira por encima y ve un asiento libre al lado de un señor mayor: “le importa caballero?” “para nada moza, siéntese”, “gracias, muy amable”
El tren arranca, Luz enchufa su MP3 y abre un libro, se sumerge en su mundo del que solo sale de vez en cuando al levantar la cabeza y hacer un análisis rápido de la fauna que habita en un vagón de tren. Ve a una madre enfrentándose a la batalla diaria de llevar a sus niños al colegio sin que haya una guerra fraternal que acabe en berrinches y lagrimones delante de todo el mundo; a una pareja de adolescentes que se dirigen al instituto y para los que el mundo se reduce al metro cuadrado que ocupan sus cuerpos abrazados, donde no entran, padres, notas, problemas ni nada mas que no sean ellos y sus besos; Luz recuerda la época en que Luis y ella eran así y lo recuerda con una mezcla de nostalgia y madurez; no puede evitar fijar la vista en una niña que agarra con solidez una mochila de las supernenas como si en ella llevara el secreto mejor guardado de la historia de la humanidad, la mira, le sonríe y todo se nubla…..
Un ensordecedor estruendo ha borrado de cuajo la sonrisa de esa niña; Luz no entiende nada, intenta moverse pero no puede, no oye nada, no ve, solo piensa en Luis, pero no lo ve; sabe que algo no va bien porque todo esta oscuro, se oyen gritos, alaridos, ruidos de metal; el suelo arde, pero… donde esta Luis? Entonces el humo se difumina, no sabe cuanto tiempo ha pasado desde que se oyó el tremendo ruido pero ahora todo es silencio, intenta gritar pero no puede, busca el móvil pero sus manos no responden, en un momento de lucidez echa un vistazo a su alrededor y empieza a entender: No llegará a la biblioteca, no podrá estudiar con Ana y Laura, no irá a comer a casa y no podrá darle a Luis una razón por la que mañana valga la pena levantarse. Entonces todo vuelve hacia atrás y Luz recuerda: hoy es 11 de marzo de 2004, faltaban dos días para las elecciones generales. Mañana iba a viajar a alicante para poder votar, el despertador sonó a las 7 de la mañana de hoy; cogió el tren para que luís no llegara tarde a trabajar y porque le gustaba el contacto con la gente… ahora si localiza el móvil, suena bajo un amasijo de escombros metálicos, no lo ve porque no puede moverse pero sabe que es Luis, por la insistencia, porque la desesperación de quien espera recibir una respuesta que no llega se nota incluso en el vibrar del aparato; es en ese momento cuando Luz se da cuenta de que aquello no ha sido un accidente, el sonido de los móviles que suenan sin respuesta es insoportable y ella solo quiere dejar de oírlo; rompe a llorar, no por sentirse sola porque luis sigue insistiendo, sino porque sabe que no podrá cumplir su promesa y pasar toda la vida con el chico que le hacía reir; el llanto empieza amargo y las lagrimas salen a borbotones, pero se va suavizando y Luz se va relajando, se nota más tranquila, más ligera, más en paz y sonríe “ya voy abuela” susurra y Luz se apaga.
El traicionero despertador le hace recordar que los sueños no son eternos; que por desgracia los mas dulces acaban y que las pesadillas no siempre acaban con el manotazo al que, antes, era el peor enemigo de la mañana; que ahoa es el propio ayer, como para cientos de personas que hoy 12 de marzo de 2004 se han levantado sin Luz, sin Esperanza, sin nada.
La pesadilla empezó con el despertador y no es un sueño del que se pueda despertar, es una historia de tantas, una mas de tantas otras pero no caben palabras ni lagrimas para recordar a las víctimas de esta catástrofe. un pedazo de nosotros iba en esos trenes. Descansen en Paz.
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